Are-Bure-Boke: del caos japonés de Provoke, a mi manera de fotografiar.
Descubrí este estilo en clase de fotografía. Tuvimos que hacer un trabajo sobre Michael Ackerman, un fotógrafo que trabaja un blanco y negro sucio, muy contrastado, con mucho movimiento y desenfoque. La premisa estaba clara: salir a la calle y hacer ese tipo de fotografías.
Fotografías del libro “End Time City”
Al principio me resultaba extraño; siempre te enseñan que una foto correcta debe estar bien expuesta y perfectamente enfocada, pero me di cuenta que esas imágenes imperfectas transmitían mucho más que otras fotos “limpias” que había hecho antes.
Quise saber de dónde venía ese lenguaje tan nuevo para mí y terminé encontrándome con un nombre japonés difícil de olvidar: Are-Bure-Boke.
Orígenes: antes del Provoke
Si preguntas por ahí, muchos te dirán que el Are-Bure-Boke nació en el Japón del Provoke, después de la guerra. Pero en realidad empezó un poco antes.
William Klein, un fotógrafo estadounidense, viajó a Tokio en plena preparación para los Juegos Olímpicos de 1964. En su libro Tokyo mostró una ciudad caótica con un estilo que rompía todas las normas: grano exagerado, desenfoques, movimiento y composiciones anárquicas.
Para los japoneses supuso un gran impacto, era una fotografía documental muy distinta a la de aquella época. Esa energía visual fue una de las semillas que, poco después, germinarían el Are-Bure-Boke japonés.
©William Klein
Tokyo 1964.
©William Klein
El Provoke y la consolidación del Are-Bure-Boke
Si Klein encendió la chispa, el Provoke fue la explosión. En 1968 un grupo de fotógrafos japoneses (Takuma Nakahira, Yutaka Takanashi y más tarde Daidō Moriyama) fundaron una revista independiente llamada Provoke. Su lema era claro: “imágenes como provocación”
©Daidō Moriyama
©Shomei Tomatsu
El Japón de finales de los 60 vivía protestas, crisis de identidad cultural y un ritmo urbano que rompía la tradición. Estos fotógrafos querían romper con la idea de que la fotografía debía ser objetiva o “correcta”. Buscaban la sensación de estar ahí dentro, aunque la imagen saliera borrosa, sucia o confusa.
El término Are-Bure-Boke significa literalmente “granulado, movido y desenfocado”, ellos no lo veían como un defecto, sino como un lenguaje para protestar sobre la situación de su país.
©Hijikata Tassumi
Mi relación con el Are-Bure-Boke
Llegados a este punto, me pregunto qué me atrae tanto de este estilo. Supongo que esa sensación de libertad. Cuando hice aquel trabajo en clase sobre Michael Ackerman, me di cuenta de que no todo tiene que ser perfectamente enfocado ni expuesto para funcionar.
Salir a la calle buscando esto me ayudó a mirar de otra manera, a no preocuparme tanto de si una imagen sale borrosa, no pensar tanto, aceptar el azar y sobre todo, a sentir que las fotos podían transmitir más emociones precisamente por ser imperfectas.
Obviamente no vivo en el Japón de los 60, pero las ciudades de ahora también tienen su propio caos, rincones oscuros y momentos de tensión. Ahi es donde el Are-Bure-Boke cobra sentido.